Un
pequeño relato que escribí hace mucho tiempo, no había querido compartirlo con
nadie porque nos narra una historia sobre una amistad, lo que la mayoría de
veces sucede, algo que las películas y los libros nunca nos cuentan porque no
tiene un final feliz, acepto comentarios y espero que les guste. (Carta de un
amigo a su verdadero amigo, que por circunstancias de la vida ya no están
unidas)
Recuerdo
cuando éramos jóvenes, unos niños, prometimos que siempre íbamos a estar
juntos, nunca nos íbamos a alejar a pesar de la distancia o los
acontecimientos, en ese tiempo creía que así iba a ser. Imaginamos nuestro
futuro y los dos estábamos en él.
El
tiempo paso, pero no nos dimos cuenta que encontramos el amor, cada quien
escogió su camino y eran distintos, por cuestiones de la vida y el azar, no nos
cruzábamos en él.
En
año nuevo intente llamarte, pero ese ya no era tu número, nos perdimos la
pista. Nos cruzamos en la calle y pasamos de largo, los mejores amigos ahora
eran casi desconocidos. Yo tenía mi vida, tu tenías la tuya claramente y era
mejor así.
Un
día escarbando en cosas viejas y olvidadas como lo era nuestra amistad encontré
una caja, cientos de fotos de tu cara y la mía, con ellas vinieron los
recuerdos junto con un tornado de emociones, una lagrima corrió por mi mejilla,
decidí dejarlo y seguir con mi vida.
Recuerdo
perfectamente esa tarde de octubre, claro que sí, era una bella tarde de otoño,
el teléfono sonó, era tu madre diciendo que tú ya no estabas.
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